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Código de conducta

Nadie está libre de equivocarse. En Squembri hemos tenido la
oportunidad estos años de aprender lo que somos y lo que
no queremos ser, y seguimos en un aprendizaje del que
os vamos a hacer partícipes a todos.

Si hemos decidido redactar un código de conducta es para que 
los que se acerquen a nosotros sepan qué valores son
importantes en nuestra vida profesional y personal. 

Antes de nada, en Squembri somos iguales. Cumplimos distintas 
misiones y asumimos distintas responsabilidades, podemos tener distintas
opiniones, pero el trato interno y externo es igualitario. De este principio
surgen todos los demás.

El lenguaje nunca puede ser racista, sexista o discriminatorio, en 
ningún sentido. Esto incluye también la orientación sexual, las
tendencias políticas o las creencias religiosas. 

Rechazamos cualquier actitud que tenga el mínimo rastro de violencia,
entendida en el más amplio concepto del término, verbal o física.

No hay ninguna voz que no merezca ser escuchada. Cualquier 
opinión tiene un valor y debe tener su espacio en el debate.

Sólo tienen gracia los chistes en los que nadie, presente o ausente, se
ofenda o se sienta humillado. Ponerse en la piel de otros es fácil y sano. 

Tratar bien a los demás es también respetar su imagen. No enviamos ni 
reenviamos contenido sobre alguien sin que lo sepa.

Otorgamos el máximo valor posible a la felicidad común, aunque ello
signifique renunciar a privilegios o beneficios particulares.

Para poder seguir mejorando tenemos que revisar nuestras acciones y
omisiones y rectificar siempre que sea necesario. 

Repudiamos el acoso sexual, las actitudes inapropiadas o las invitaciones
que puedan hacer sentir incómodo o incómoda a cualquier persona.

Una conversación condescendiente o paternalista, sin importar 
el tema que se trate, es el origen de un trato desigual.

No estamos solos. El equipo debe estar atento a la posibilidad de que
otra persona pueda estar sintiéndose a disgusto por algo.

Nos gusta crear espacios de diálogo abiertos sin condiciones con el
objetivo de que todos nos podamos expresar libremente. Por
si no fueran suficientes, los jefes de equipo están disponibles para
dialogar con discreción si alguien lo necesita.

El mejor ejemplo que podemos dar es aplicar este código jornada a
jornada, seguir trabajando para ser mejores personas y profesionales,
atender a nuestra realidad con sus cambios permanentes, y 
nunca dar nada por hecho.

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