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Decía Voltaire que "la escritura es la pintura de la voz”. Y nadie se atrevería a negar que, en un mundo digitalizado que almacena gigas de contenido atomizado en el bolsillo de cualquiera que va por la calle, el diseño de un libro puede ser clave para que ese objeto encuentre su lugar en la realidad tangible, como si de una obra de arte se tratara. Sobre cómo plantear la solución al diseño de una portada -contemplada como un trabajo integral- y poniendo como ejemplo los trabajos recientes de diseño editorial que hemos hecho en Squembri habló nuestro compañero Nano Torres, especialista en el asunto, en la escuela Estación Diseño, el pasado sábado.
'El rostro del libro' es como se tituló el taller, eminentemente práctico. Era una sesión organizada por El Intercambiador Express, magazine granadino de cultura y diseño, y nos motivó sobremanera ver cómo se colgó el cartel de 'Sold out' varios días antes. ¡Hay que repetirlo! Antes de remangarnos y entrar en materia, Nano presentó la forma en que se habían diseñado algunas de las portadas más significativas de este trabajo, como los elaborados para la editorial Macadán Libros, la colección Laoconte Salvaje, o incluso el cartel del cortometraje 'El Taconeo', como un ejemplo de otra forma de aplicar la teoría.
Aquí no podemos reproducir el contenido completo, porque fue una clase muy interactiva y profusa, pero os vamos a resumir algunas claves:
1. Hay que atrapar al lector. Seamos conscientes de que el libro que estamos diseñando va a convivir en las repisas de las librerías junto a otros libros, y destacar no es fácil. Una portada tiene que llamar la atención con sentido, pero sin tapujos. Y para ganar protagonismo todos los elementos (materiales, grafismos, tipografías, etc.) influyen.
2. Tenemos que ofrecer distintas lecturas. Una buena portada de libro te cuenta algo, te añade una historia más o menos literal a la que el título te está contando, y se complementa con éste.
3. Una portada sugiere. No podemos dejar al margen la función básica de una portada de complementar al título. Pero una vez que la información básica ya está ofrecida por éste, podemos sugerir información adicional más o menos críptica, más o menos subliminal, que convierta la portada en una experiencia nueva.
Sobre estas tres premisas, con más indicaciones importantes -la coherencia, por ejemplo, debe estar presente en todo el proceso-, estuvimos trabajando en clase. ¡Gracias a todos por llenar el aula!